¿Tienes ganas de gritar? ¿De hacer que tu voz se escuche tan alto como puedas? ¿Que no existan barreras para sacar todo lo que tienes dentro? Pues de eso se trata, de aflorar todo tu interior, de sacar tus miedos, tus fuerzas, tu garra, tu entrega, tus ideas, tus sueños, tu ideología. Claro, no de forma tradicional, ni haciendo bulla o escándalo, sino tratando de hacer que tu voz se escuche.

Cuando volteas y te das cuenta que tu libertad ha sido pisoteada, maltratada, reprimida, tomada con las manos y tirada a lo más hondo, al lugar más oscuro y sucio que puedas imaginarte; donde tener el poder es lo único que importa y la autoridad es un títere que no tiene cerebro, y mucho menos corazón; un ser reprimido, hambriento de poder y de aplastar todo lo que este a su paso.

Y es que el poder vuelve a las personas así, ciegas, hambrientas de comer todo aquello que se muestre débil, todo aquello que no pueda gritar. Donde no respetan los derechos humanos, donde callan a golpes a seres que no son reprimidos, a personas que luchan por sus derechos, que tienen ganas de hacer un cambio, que están hartos de tantos maltratos y sufrimiento por muchos años. Personas que lo único que quieren es un lugar mejor, que necesitan sacar la basura de su casa; jóvenes en edad y en alma, que no tienen miedo, pero que lamentablemente ven atadas sus esperanzas por un ser maligno, un ser al que la “madurez” le quedo ‘chiquita’, que no ve más allá de sus narices y que se cree indestructible; un cobarde que se siente ganador por destruir un lugar que no es suyo, que no le pertenece, lugar que es de todos y que no es de nadie.

Si todos estuviéramos locos… ¡sí!, “locos”. Aquellos para los que las veinticuatro horas del día no son suficientes, que van en contra del reloj, de las reglas (lo que no los convierte en ‘malandrines’), que creen en un sueño y corren tras él sin pensar que es un sacrificio. Para aquellos que gritan todo el tiempo y que no callan nada, que piensan que “poder” es respeto, aceptación, igualdad y constancia. Para quienes vestir saco y corbata, y ponerse gel en el pelo todos los días no es una meta. Los que piensan que tener un trabajo en oficina y heredar un puesto no es un logro, sino que vivir de aquello que los apasiona los hace exitosos. Esos que sienten que cantar por las noches, bailar como si nadie los viera, tocar siguiendo el ritmo o pintar su alma es lo más extraordinario del mundo. Personas que creen que tener el pelo de color verde o marcada la piel es parte de su vida, una forma de expresar su interior. Aquellos que ven en la aventura un privilegio que no muchos pueden decir que lo tienen. Quienes ven en el dinero solo un papel o un metal y saben que la verdadera riqueza esta en los detalles, en el amor y en la familia.

Para todos aquellos que son locos, sigan siéndolo, sigan contagiando, que el mundo necesitan un poco más de esa locura para seguir viviendo.